jueves 3/05/218 Una de pedales

 Salida en  bici de carretera desde Guardiola de Berguedà, con un leve chispeo que apenas molesta y pronto, la primera subida a collada sobirana de 7,5km y casi 500 m de desnivel, se hace agradable e incluso corta, aunque en la segunda parte los porcentajes son más exigentes pero aún hay fuerzas de sobra. 
Tras superar la collada,  entretenida bajada esquivando las ramas recién cortadas por los forestales y disfrutando del serpenteo de la carretera en el bosque.
 Tras salir a la carretera que sube a La Pobla de l´Illet, regreso hacia Guardiola y subo hacia Bagà  para afrontar la segunda subida a Coll de L' Escriga, de 8,5km y 600m de desnivel, pasando primero   junto al camping que siempre trae buenos recuerdos. 
Primera parte de puerto cómoda, pero la segunda ya se hace exigente e incluso algo larga en el tramo final más duro y constante. 



El zitzagueo de la carretera es precioso y el paisaje me regala un arcoiris entre los árboles con el Comabona de marco.  Bajada de puerto con más cuidado que el anterior, porque el intermitente chispeo va empapandolo, poco a poco, todo. 


Ahora, a por el coco, Coll de Pal, es muy largo, 19km y 1.285m de desnivel. Hay que tomárselo con calma, a ritmo para no sucumbir. Los kms avanzan y nubes negras se acumulan en la cima. 




Pasados 2 kms muy duros, al cambiar de valle km7, el viento atraviesa la carretera como un tren y sorprendentemente, empuja mi espalda unos 100m, pero vuelves a girar y vas cambiando de orilla de la carretera buscando la protección de los árboles o de la ladera. 


En el km 10 puedo ver las vistas espectaculares del largo ascenso superado y, en la salida al DevPas de la Devesa km 11, se abre un horizonte de montañas salpicadas de colores; Montserrat, Gallina Pelada, Pedraforca, Comabona, decenas de montañas  q son un regalo para el privilegiado que se ha ganado la vista pedaleando. 




Paso el mirador dels Orris km 14,5, y llega la parte cómoda, pero el viento de cara la endurece mientra trato de distinguir,sin éxito, la cima oscura y tapada entre las nubes. Superado el Chalet, quedan poco más de 2 kms pero el paisaje ahora será más expuesto al viento.


Seguro que será mucho peor que hasta ahora, pero no imaginaba cuánto. No hay donde refugiarse, los árboles han desaparecido y  el fuerte viento barre libremente la ladera helada y me golpea de lado, obligandome a inclinar la bici hacia él para no volcar, como trazando una curva imaginaria en una linea recta azotada por el viento que recorre la nieve y me castiga la parte izquierda del cuerpo con la escarcha que arroja con fuerza. Los palos de hierro q marcan la nieve rechinan a mi paso sacudidos por el mismo castigo. Los metros pasan lentos y en el último km giras hacia la izquierda y el viento me azota ya de pleno, me para en seco, me bloquea el camino como una pared invisible q se me viene encima. Miro abajo, a la corona de piñones y lo llevo todo puesto, no hay nada más suave que poner. Obligado a levantarme para a duras penas avanzar mientras la fuerza del viento me gira el manillar a izquierda y casi me saca del carril, enderezas a la derecha y el viento te gira  completamente hacia el otro andén tratando de echarte de la carretera. El viento hoy no quiere que llegues arriba. 


Haces fuerza con todo, con las piernas para romper ese muro invisible y conseguir un mínimo movimiento de pedales para  no caerte, con los brazos tratando de mantener el manillar lo más recto posible, mientras agujas de hielo te castigan sin cesar las partes del cuerpo no cubiertas. En esos momentos, de todo pasa por la cabeza, demasiado dolor, no queda ni 500m, no pasa nada por dejarlo aquí, estoy casi a punto de caer con el ultimo empujón hacia mi izquierda q me hace pisar con la rueda delantera el limite de la carretera con el barro, y si caigo, me largo. Pero también pasa la idea de poder acabar, no hay necesidad de seguir, no estás obligado a nada, puedes abandonar en cualquier momento y acabar con esto, pero por lo que sea enderezas y sigues. Los metros finales caen a cuentagotas ralentizandos para grabar en la memoria para siempre esas últimas y agónicas pedaladas . 


Me encanta el Ciclismo!!

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