Mitja de gavà 2010

Se acercaba la fecha de la mitja de Gavà y yo no tenía claro si la iba a poder hacer.
El domingo pasado tuvimos la suerte de correr Abra, Jorge, Sak y yo por la poquita nieve que había cuajado en la parte norte de la subida a Sant Ramón (unos12km de ruta a 2ºC).
Abraham, pisoteando nieve en la subida a Sant Ramón.
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Idoia, toda la semana encontrándose mal de la garganta, iba a ser baja obligada para la media.
Ya llegaran otras!.
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Por mi parte, entre semana había hecho los deberes:
Martes, 10km en 40min y jueves, 13km en 52min. El ritmo lo tenía claro, rondando los 4min/km y si podía,( con la motivación de la carrera) algo menos.
Pero el jueves ya noté que la rodilla se me agarrotaba al acabar el entreno y el domingo seguro que pasaría lo mismo.
Así, me plantee hacer la media, aprovechando el dorsal de Idoia, como un sumar kms a buen ritmo hasta tener que parar, sabiendo que no llegaría hasta el final.
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Quedamos, el domingo por la mañana, Jorge, Abra y yo en el parking del Barnasud, para acercarnos calentando motores al Ayuntamiento.
Yo con muchas dudas, sin saber qué bambas ponerme, si usar o no la rodillera...(no lo tenía nada claro!!)
Jorge y Abra animados, concentrados y seguros de poder acabar los 21km.
Decidimos evacuar aguas amarillas por el camino antes de salir. Y entonces, se oye el pistoletazo de salida!!!
Nos pilla, como otras veces, con las manos en la masa (somos muy poco profesonales!) y a unos 150 m de la salida... ahora ya tanto da!!, acabamos la faena que tenemos entre manos y nos dirigimos tranquilamente a la línea de salida.
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Al cruzar la línea, cronos a cero, y a correr entre la multitud.
Hay mucha gente y cuesta mucho adelantar, debes hacerlo por la acera y parando de vez en cuando por embotellamientos varios.
Al cumplir el primer km, pasamos por debajo del puente del tren de gavà y la carretera se abre un poco, sigo por la acera y aprieto el ritmo, entonces me saluda Sasha que hace un mes que es padre de una niña, le felicito y sigo adelante con más espacios.
El segundo km lo hago en 3.37", ahora ya se puede correr!.
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Consciente de que no tardará mucho en quejarse la rodilla, aguanto el ritmo hasta llegado el km 6, saliendo al paseo marítimo de Castelldefels. Entonces noto algo de dolor y en el km 7 decido parar. Ya vendran tiempos mejores y estos 7 km no los he corrido mal ( a media de 3.50 el km, contando el embotellamiento del primer km).
Jorge, a la altura de La Pava por el Paseo Marítimo.

Decido coger la bici, en casa de mis padres, para seguir a mis compañeros y me dirijo al paseo marítimo de nuevo para animar y ver pasar como un rayo a Richi Calle, bien acompañado de Raquel (en bici, que sino a ver quién le sigue!!) y que quedará finalmente 8º , con un tiempazo de 1h:12:50".

Richi, eres muy grande!!!
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Al rato, llega Abraham siguiendo el globo de 1h:30 (contando que salimos 1:45" después del pistoletazo de salida, no está nada mal) fresquísimo y cómodo con el ritmo.
Finalmente conseguiría rebasar la marca del globo, es decir que rondando 1h:27 o 28min, enhorabuena y ánimo para la cercana Maratón de Barcelona!!
Abraham pasando la Plaza de las Palmeras.

Me acerco con la bici hacia La Pineda y ahí llega Jorge por el km12, ya ha pasado la mitad del recorrido y ahora toca aguantar.
Le acompaño animándolo y comentando la carrera, pasando la Plaza de las Palmeras y llegando al Paseo Marítimo de Gavà. Donde un "catacrack" me manda a la acera porque se ve que rompo su concentración con mi bici, con el consiguiente asombro del pelotón que nos acompaña.
Yo por no armar follón, a la acera y a callar...
Giramos hacia Gavà pueblo y pasamos por encima de la autovía en la larga recta de 5km que llevará a Jorge a la meta final en 1h:55.
Jorge superando el puente de la autovía.

Ya llevas dos medias, a una cada mes, Jorge eres un crack!!
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Por mi parte, me he acercado a la tienda de Domingo Catalán (excampeón del mundo sobre 100km), donde he tenido el lujo de ser asesorado por él mismo y por Víctor Morente , con un palmarés increíble y un tiempo de 1h 04´17" en media maratón(entre otras "burradas" o marcas). Que me han aconsejado unas bambas y fortalecer el cuádriceps para rebajar la tensión del tendón rotuliano.
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Así lo haré, mil gracias!!

Rumbo a Sevilla 1.100km(del 5 al 12 de Agosto del 2003)

La experiencia de hacía unos años ( Nuestro peculiar Camino de Santiago del año 2000), nos llevó a planificar una nueva ruta.
El pasado año, Raúl, Richi y otros compañeros, se escaparon a hacer el camino de Santiago del Norte y yo causé baja por hacer un mortal en una fuerte bajada, por encima de la bici y sin pretenderlo.

Pero este año no se me iban a escapar...

Las propuestas podían ser muchas, pero finalmente se eligió como destino Sevilla (a más de 1.100km).
Mapa de ruta con las etapas marcadas.

El reto ya estaba encima de la mesa.
Pero esta ocasión no circularíamos por caminos, rodaríamos por asfalto para hacer bajar rápidamente los kms y acercarnos a nuestra meta lo antes posible.

Esto era más una carrera que una excursión!!!

Los Calle se habían puesto serios, ni desvios a por dinosaurios en La Rioja, ni tonterias!!!
La Btt se quedaba en casa, en esta ocasión quemaríamos las ruedas de la bici de carretera.
La Planificación, equivocada o no, fue básicamente la siguiente: ahorrar el transporte de la mayoría de trastos que paseamos por el Camino de Santiago y que prácticamente no utilizamos, el resto, era dar pedales.

Llevaríamos lo mínimo para sobrevivir pero siempre intentando ser autosuficientes, la bici, una triste colchoneta de 20 duros inflable para dormir, el hornillo y la olla para comer ,un par de mudas de ropa, las chanclas (básico para el descanso), una multiusos y reparapinchazos, punto!

Lo que fuera haciendo falta como comida y cosas varias lo compraríamos sobre la marcha, cada gramo de más sobraba y retenía el avance.
Pero como no, pasaríamos con el mínimo gasto posible, (como dice Raúl) bajarían los kms pero no la cuenta de la tarjeta de crédito que en esos tiempos estaba más seca que de costumbre ( y además, somos unas ratas!!).

DIA 1
Foto en La Pava
Así salimos, a las 9.30h de Gavà dirección Tarragona, ligeros de todo y con hambre de kms.
En 8 dias teníamos nuestro vuelo de regreso de Sevilla a Barcelona comprado.
Se iniciaba nuestra carrera contra el crono!!!

Un amigo de los Calle (Jesús) nos acompañó hasta Calafell y ya comentó que al ritmo que salíamos( sin reservanos nada) atravesando las costas del Garraf, nos agotaríamos en dos dias.
Arc de Barà.

Rodábamos con las ganas a tope y por la carretera, con esas ganas, esta bici de ruedas finas vuela!!
Los kms pasan con rapidez y poco a poco nos alejábamos de casa.

A la 13h llegamos a Tarragona, donde paramos en un parque cerca de mi Universidad Rovira i Virgili, a comer algo de pasta y probar de hacer una siesta a la sombra de unos árboles para reponer un poco las fuerzas.
A las 17h partíamos de nuevo por la N-340, muy transitada, hasta Miami Beach donde nos remojamos del calor con un buen baño en la playa, es lo que tiene viajar cerca de la costa!!.

Cumplidas las 21h y con 150kms ya recorridos, decidimos parar en un parque, que tocaba a la carretera, en El Perelló.
Como cena nos hicimos unos bocatas de atún y caballa y nos preparamos para hacer noche sobre unos tristes bancos pero eso sí, con vistas a las estrellas.
La primera noche al raso no fué del todo mal, a pesar de que la colchoneta de plástico se te pegaba al cuerpo por el calor y que recibimos la visita de la policia sobre las 4.00h, pero decidieron no molestarnos demasiado.

DIA 2

Nuestro campamento en El Perelló.

Nos levantamos a las 8.00h y al poco rato estabamos de nuevo en ruta.
A las 9.40h llegamos a Amposta cruzando el río Ebro, por un cauce mucho más bajo que durante el Camino de Santiago, menuda anchura!!

Habiendo hecho ya hambre para el desayuno, lo adquirimos en un super tras discutir con una alterada señorita por el turno en la cola, (se ve que no teníamos muy buenas pintas como para dejarnos pasar ).
Proseguimos, abandonando ya Catalunya y entrando en Castellón, hacia Peñíscola donde no pudimos resistir la tentación de desviarnos de la nacional para darnos un chapuzón . (Con el calor que hacía no era necesario pedirlo dos veces!!)
Bañito en Peñíscola.
Tras reponer fuerzas a base de espaguetis (como no!), regresamos a la N-340, pasando Torreblanca y Benicassim .

Cruzamos Castellón y finalmente llegamos a Vila-real a las 20.00h, habiendo realizado en total 175km.

Después de comprar víveres en un Lidl para la cena y de hacerle una visita al campo de futbol, empezaba a anochecer, por lo que que había que buscar cuanto antes un lugar donde poder dormir.
Probamos por la zona de la Universidad, pero estaba todo demasiado ajardinado y cuidado para la acampada de unos vagabundos (sin llamar la atención), así que ya casi de noche, acabamos en un parque de una zona de las afueras, abandonado y lleno de arbustos.
No tenía muy buena pinta pero era ya oscuro y sólo había que tumbarse y descansar. (Y esperar no tener problemas, claro!).

DIA 3

A las 7.45h ya estábamos en pie y tras desayunar yogurt con galletas y de alinear una rueda que rozaba, iniciamos la jornada.

Pasamos Nules, Sagunto y llegamos a Valencia, donde por fín abandonaríamos la transitada carretera del litoral y nos introduciríamos en la península por la N-322.

En Paterna, compramos las provisiones para el resto del día, que volviéron a ser espaguetis para la comida y pastitas varias para calmar a los "gulas"(el cuerpo pedía azúcar!!).

A la 13.20h paramos para comer en el parque de un pequeño pueblo de la nacional , donde la gente se nos quedaba mirando al pasar por las pintas que debíamos hacer, con la olla hirviendo en mitad del parque y en traje ciclista, "los hippies"!!.

Después de reposar bien la comida y descansar un poco, a las 16.30h decidimos proseguir con mucho menos tráfico ya, al alejarnos de Valencia.
Ahora por fín la carretera empezaba a ser nuestra!

Entonces sufrimos el primer pinchazo del viaje y la comprobación del mal estado de una de nuestras llantas que no aguantaría muchos kms más.
A las 17.45h pasamos por Chivas, cerca del circuito de Cheste, buscando un taller de bicis que no encontramos y entonces afrontamos un pequeño puerto de apenas 4km pero suficiente para motivar el primer pique interesante del viaje.
Raúl parecía andar más justo de fuerzas, en esta ocasión no sería yo el coche escoba, jeje!.

Superado el puerto, y pasadas las 20.00h, llegamos a Requena, donde hicimos las compras para la cena y decidimos pasar la noche en un parque solitario con fuente, en vistas a que por la mañana abrirían el único taller de bicis que había en muchos kms.
Hoy habíamos recorrido 161km.

DIA 4

A parte de un poco de viento y alguna incómoda lata haciendo ruido, no dormimos mal .

Nos levantamos sobre las 8.30h, tras desayunar, de nuevo, yogurt con galletas y de asearnos un poco en una gasolinera cercana (que buena falta nos hacía), hicimos tiempo hasta las 10h, dando una vuelta por Requena, para que abrieran el taller de bicis.

En la tienda de bicis fuímos atendidos muy amablemente por el simpático y amable dueño, que por 25 euros cambió nuestra llanta y nos solucionó el problema, ahora a seguir!.

Tienda de bicis en Requena, saludos al jefe!

Ya sin tráfico de coches, y después de una inacabable recta, afrontamos el siguiente puerto de 8km por la N-322, que yo ascendí un poco más adelantado, al encontrarme pletórico de energía.

Cruzamos el Valle del río Cabriel (uno de los ríos mejor conservados de España)por Villatoya, dejando la Comunidad Valenciana y entramos ahora en tierras castellanas.

La carretera serpenteaba ganando de nuevo altura entre bosques, hasta que de repente el paisaje cambió, se nos abría, ante nosotros, una inmensa y desolada llanura de rectas interminables.

Estábamos cruzando un buen pedazo de La Mancha y el calor, como no, se hacía notar!

Llegamos a Albacete y aprovechamos para darnos un baño en una fuente ornamental, sin pensar demasiado en los curiosos, o como dice Raúl, jugándonos una multa por incivismo, pero es que el calor apretaba lo suyo!!

Nuestra piscina de Albacete.
A las 14:20h llegamos a Mahora, donde repetimos los espaguetis, esta vez al menos con huevo duro para hecharle algo más consistente al estómago.

Poco tardamos en subirnos a las bicis, abandonando ya la meseta castellana y recorriendo una carretera tranquila pero plagada de bichos que te golpeaban por la cara y el cuerpo, cruzamos el río Júcar y la carretera siempre tiraba un poco hacia arriba .

El ritmo de carrera sumado al fuerte calor, hacía que el agua se consumiese rápidamente y al estar demasiado lejos de cualquier pueblo, tuvimos que introducirnos, en una ocasión, a hurtadillas en una casa de campo por una ventana, para rellenar los botellinis vacíos y calientes de las bicis. (Estábamos ya totalmente secos y desesperados).

Pasado Bazalota, la carretera empezaba a serpentear un poco y volvía a subir, pedaleábamos por una vía totalmente desierta que apenas cruzaba pequeñas aldeas por lo que, pasadas las 21.30h y ya casi sin luz, decidimos detener la ascensión para hacer noche de acampada cerca de un riachuelo, en un bosque cercano.
Habíamos recorrido 172km y estábamos por las proximidades de El Cubillo.


DIA 5

Nuestro campamento en el bosque, cerca de El Cubillo.
No dormimos muy cómodos en mitad del bosque, con tanto bicho y escasez de agua potable, así que a las 8:30h ya estábamos encima de la bici, para descubrir que en 4km llegábamos a una fuente que buena falta nos había hecho la noche anterior.

Tras acabar de superar el Puerto de los Pocicos(1058m) volvimos a las tierras yermas y desarboladas, y en 35km más, abandonamos Castilla la Mancha y entramos, por fín, en Andalucía.
Nuestra última Comunidad Autónoma, ahora la meta estaba más cerca.
A las 12.30h llegamos a Arroyo del Ojanco donde nos atiborramos de galletas para proseguir nuestro camino, rodeados de inacabables campos de olivos y pasando por Villanueva del Arzobispo, muy cerca de la Sierra de Cazorla.

A las 14h el sol era ya insoportable, por lo que decidimos parar, a la sombra de uno de los muchos olivos, a hacer una siesta y descansar un poco del abrasante sol.

Poca siesta pudimos hacer entre el bochorno y las moscas que había, decansamos un poco y
en una hora proseguimos hacia Úbeda, donde hambrientos de dulce, asaltamos la sección de bollería de un super.

Con las pilas recargadas, dejamos la N.322 que tenía ahora mucho tráfico y tomamos una carretera secundaria, la 316 dirección Jaén, desviándonos un poco al sur de la ruta hacia Córdoba y buscando más tranquilidad de coches.

Tras pasar Baeza, cruzamos el cauce del río que significaba nuestra línea de meta, pero todavía unos cuantos kms más abajo, El Guadalquivir.

Finalmente llegamos a Jaén a las 21.15h apurando el día.

Encontramos un parque no demasiado tranquilo y con pendiente, donde sin muchos miramientos, decidimos dormir entre cuatro arbustos y sin cenar.
Nos sentíamos ya auténticos vagabundos ( a estas alturas nos importaba poco el qué diran, sólo había que descansar y con tumbarse había suficiente).

Además, hoy habíamos recorrido 200km, nuetra etapa más larga.


DIA 6

Tras una noche en que nos comieron los mosquitos, nos levantamos a las 8:00h y aprovechamos para ascender al Castillo de Santa Catalina de Jaén con unas vistas magníficas de la ciudad y los alrededores.
Ascenso al que no parecían encontrar justificación mis compañeros, (aquí no hemos venido de turismo!!, cada km de más sobraba y más si era cuesta arriba!!.)
Vistas de Jaén y su Catedral desde el Parador Castillo de Santa Catalina, merecía la pena!!.

Así que, con la meta ya próxima, a las 11h salimos dirección Córdoba ya sin paradas, excepto en un pequeño pueblo, Villanueva creo recordar(ni me dió tiempo a apuntarlo), donde nos permitímos el primer lujo del viaje, parando en un bar a degustar una "triste tortilla".

Escaso premio para llevar ya 6 días dando pedales en pleno Agosto, pero el cuerpo se acostumbra a la vida humilde y dura del camino, así que saboreamos nuestro más que merecido premio y a seguir.

En una jornada de agónica contrarreloj, pasamos Córdoba dirección Palma del Río, donde nos deviamos hacia La Puebla de los Infantes (20.00h), lugar en el que nos esperaban unos parientes de los hermanos Calle, que nos obsequiaron con una generosa cena más un relajante baño en su piscina . Habíamos recorrido 180km.

Era extraño sentirse, de repente, con tanto lujo después de las privaciones de la carretera, sentarse para comer en una mesa con comida variada y sobrada, bañarte en una piscina, ducharte y dormir luego en una cama con sábanas.

DIA 7

A las 8.15h estábamos en pie, desayunamos pan con embutido y fuimos con las bicis a ver La Copa del Rey de triatlón que se celebraba en los alrededores, en Posadas creo recordar.

Raúl y Richi querían quedarse allí con la familia, para hacer los últimos kms hasta Sevilla mañana, pero yo no tenía que cumplir con nadie, las piernas se habían acostumbrado a rodar sin parar y sólo pararían para llegar a casa.
Por lo que decidí hacer los kms que quedaban hasta el aeropuerto ese mismo día, para ver si tenía suerte y encontraba un vuelo de esos de última hora hacia barcelona.

Así, a partir de aquí (12:00h)continué en solitario dirección Carmona y hacia el aeropuerto de Sevilla.

La jornada se me hizo muy dura, rodando sin compañía con mucho calor y con fuerte viento en contra, circulaba agónicamnete a 20km/h como máximo.
Pero finalmente a las 17h llegué al aeropuerto, habiendo recorrido en el día 110km.

No tuve suerte con "los económicos viajes de última hora", así que me quedaba en Sevilla.
Tras atiborrarme de toda la comida que me apeteció, me dispuse a pasar la noche, un poco miserablemente, entre unos bancos dentro del aeropuerto .
A las 00.00h, los de seguridad me echaron del aeropuerto como a un perro, para pasar finalmente la noche un poco más miserablemente en el césped del parking de fuera , acompañado de un extranjero que corrió la misma suerte que yo.

DIA 8

Al día siguiente quedé con Raúl y Richi en vernos a pies de la Giralda.

Yo llegué temprano y prontó empecé a sufrir el bochorno del mes de agosto en Sevilla, ni en la sombra de los numerosos frondosos y bonitos parques de la ciudad se estaba a gusto, el calor era insoportable.
A pies de la Giralda, nuestra meta.
Así, cuando llegó la hora, nos reunimos de nuevo los tres y recorrimos Sevilla y lo que quedaba, tristemente abandonado, de la Expo, a casi 50ºC.

Al acabar el día, pensamos que quizá sería buena idea pasar la noche en la Ribera del Río Guadalquivir, cerca del Puente de Triana con el "ambientillo" que había y viendo pasar los barcos de fiesta.
Pero ese lugar, muy frecuentado durante el día, se queda desierto y peligroso de noche.

Al abrir los ojos por un ruido en mitad de la noche, descubrí a un tío que estaba registrando la bolsa que yo hacía servir de almohada y que contenía mi billete de regreso, además del poco dinero que llevaba.

El grito que pegué debió asustarlo a él también, porque salío corriendo con mi bolsa perseguido por mí descalzo y pegando gritos. En unos 50 metros soltó la bolsa, que pude recuperar intacta y regresé hacia donde estaban mis alarmados compañeros.
Nos dimos cuenta entonces que el ladronzuelo no trabajaba sólo y que estábamos siendo rodeados por un grupo de unos ocho o nueve más.
Al regresar el huído, con el amor propio herido delante de sus compañeros de fechorías, se pusieron las cosas realmente feas.
Nosotros, descalzos y desarmados( excepto Raúl que tenía la pitón de atar la bici en la mano) estábamos rodeados.

El ladronzuelo, con una botella en la mano, me dijo algo tan bonito como: te voy a partir la cabesa!!
Como pude me protegí de los botellazos que intentaba darme empujándolo desesperadamente y chillando POLICÍA, POLICÍA!!
Facturando nuestro "equipaje".
Finalmente, viendo que poco sacarían de nosotros con facilidad y con el escándalo que estábamos armando, decidieron, por suerte, retirarse.
A mí, a parte del susto, me quedó como recuerdo una buena brecha abierta en la ceja.

La policía que pronto apareció, nos acompañó al hospital donde me cosieron (muy a mi pesar sin anestesia) los puntos en la ceja y tras hacer la denuncia pertinente, decidimos abandonar Sevilla cuanto antes.
Los tres ya de regreso y yo con las gafas para disimular un poco el ojo.
Habiendo amanecido ya, pasamos por unas barriadas en las que la gente nos aconsejaba ni probar de entrar con las bicis para evitar problemas(no veas como estaba el patio por aquí!).
Recuerdo ver un super a 30 metros y darnos media vuelta, no digo más!!
A la salida del camping.
Por lo que decidimos ir directos a algún sitio más seguro, dirigiéndonos a un camping cercano al aeropuerto.
Así, disfrutando de la caldosa agua de la piscina y alojados lujosamente en un Bungalow con baño y todo, pasamos, tranquilamente y sin arriesgarnos a más incidentes, nuestras últimas horas en Sevilla antes de coger el vuelo de regreso a casa.
Los grandes hermanos Calle, dentro de nuestro bungalow de Sevilla.

Cumplimos así, nuestra inolvidable ruta a golpe de pedal, cruzando la península en pleno mes de agosto y haciendo las paradas justas para reponer las energías de los fatigados músculos.

Es curioso darse cuenta de lo que te van endureciendo las jornadas y de lo poco que te hace falta para seguir, lo más importante el agua, (aunque sea caliente), algo de comida y a pedalear...


"Con este calor, el aire abrasa, el asfalto se derrite y al caliente botellín de agua se le multiplican los agujeros"

Pirineo de Huesca (Agosto de 1999)

Lunes 2/08/99

Después de recoger con la Nissan Vanette a Diego, Jesús y a Raúl salimos a las 6:30h de Gavà, direccion Huesca, con unas ganas tremendas de merendarnos la montaña.

A parte de unas cuantas vueltas por un pueblo llamado Monzón finalmente llegamos a nuestro destino sin incidentes, Salinas de Sin ( entre el Parque Nacional de Monte Perdido y el Parque Posets-Maladeta) a las 12h. Aquí nos podíamos dar un buen empacho de monte!!

Allí, visitamos a la novia de Jesús, que se encontraba trabajando en un Hotel cercano a la carretera, y decidimos que ya podíamos reponer energías.

Nos acercamos a la ribera del pequeño río Caos y cocinamos unos sosos espaguetis ( que ya pronosticaban la escasa variedad de comida que nos esperaba).
Acabada la comida, dejamos la furgoneta en Salinas de Sin(780m) y montamos las bicis para dar una vuelta, llegó la hora de la acción!!.

Nos dirigimos a una preciosa cascada bajo un puente del mimo río Caos, donde nos encontramos a unos chavales que, con la ayuda de una cuerda, trepaban por la pared de la cascada para lanzarse al agua. Nada más vernos, nos invitaron a subir, invitación que tardamos poco en aceptar (pa chulos nosotros).
Con una rápida entrada al agua ( con lo fría que estaba o entrabas de golpe o no entrabas) trepamos por la cuerda y nos encontramos con estos tres chicos, bien orgullosos de tirarse desde ahí. Pero, comprobamos que todavía se podía subir más alto( he dicho que somos chulos no?) y observados por nuestro nuevos amiguetes subimos y nos lanzamos al agua de un poco más arriba.
Jesús y yo, rizamos el rizo (insensatos como siempre) al subir a la carretera y tras sortear unas cuantas zarzas, llegar a un saliente de roca, desde donde también se podía, saltando quizá más de la cuenta, llegar al agua. Después de sortear quién tendría el honor de ser el primero, parece que perdí, y así nos lanzamos uno tras otro desde una buena altura ( suerte que estábamos acostumbrados a las gruas de Vallcarca, que si no?!!) y así nos despedimos de nuestros amigos con el ego por las nubes!. La cosa empezaba bien!

Después del baño, volvimos a la furgo a equiparnos de todo lo necesario para realizar nuestra primera etapa. No teníamos muy claro si nos íbamos a quedar a dormir fuera una noche o dos o más. La planificación no es nuestro fuerte!

Así que cogiendo más de lo necesario, iniciamos la ascensión por la carretera remontndo el río Zinqueta hacia el este, dirección Saravillo en el Valle de Gistaín(nuestras primeras pedaladas en serio)hacia el Refugio de la Peguera(1.300m), salvando un desniel de unos 500m.

Al llegar a Saravillo, hicimos una parada para recoger peras de un peral cercano (aunque nunca se ha demostrado que para coger cuatro peras tengamos que arrancar una rama con más de treinta, eh Raúl?).
Y conectamos con el camino GR-15 que nos llevaría, en continuo ascenso, al Collado de San Miguel (1256m) y posteriormente a la Collada de Mataire(1348m) entre el Macizo de Lierga y el Pico Peguera, dirección al Refugio de la Peguera.
A 100m escasos del refugio se me engancha el maillot, que llevaba colgando de la bici, con la cadena y provoca la pulverización de mi cambio trasero al arrancarse del cuadro. Imprevista y complicada avería que poco podríamos solucionar con las escasas herramientas que llevábamos. Así que la llegada triunfal al Refugio la hice a pie.
El refugio, es amplio, de piedra, bien cerrado por puertas y ventanas y recubierto por una capa de cemento en el techo. Situado en un pequeño valle con escasa pendiente y con vistas al norte, al pico que lleva su nombre de 1.478m.
Interiormente, muy limpio, con una cama de madera, mesa, banco y una buena chimenea, que nos prometía calorcito, siempre y cuando recogiéramos un poco de leña.
Refugio de la Peguera.

El único problema era el agua, a 50 m había una pequeña charca repleta de ranas que voluntariamente me presté para explorar a fondo. En el centro de la charca no había agua y el sol había secado la capa de barro que había, por lo que suponiendo que aguantaría mi peso( había tirado una piedra y no se había hundido) y sin pensármelo demasiado, salté decidido(con la mirada de asombro de los demás)y pude comprobar, al hundime hasta casi las rodillas, el estado maloliente de la misma,(si no, que se lo pregunten a mis bambas y calcetines) con el consecuente recochineo de mis compañeros que todavía se preguntaran porqué había saltado.
Así estábamos, sin demasiada agua potable ( la que quedase en los botellines de la bici), con el cambio de mi bici destrozado por lo que no podríamos continuar el ascenso hacia el siguiente Refugio de Santa Isabel y yo encima un tanto apestoso.

Tras pensarlo detenidamente, decidimos que, Diego y yo bajaríamos a por la furgo. De esta manera, avanzaríamos faena para mañana, porque la bici había que llevarla a reparar a Ainsa y subiríamos la garrafa de agua de 8 litros que a última hora decidí coger, muy acertadamente, de mi casa.

El descenso en bici, divertido y quizá demasiado rápido , provocó el pinchazo de mi rueda de atrás ( bueno, de la prestada bici de Jesús, jeje!) a 1km de Saravillo. Para no perder tiempo, porque se hacía tarde, mientras yo la reparaba, Diego siguió bajando a por la furgo y yo le esperé tirando piedras para moverme y que no me comieran los mosquitos que parecían tener ganas de merendar. En una media hora subía la furgo contoneándose con las piedras del camino.

Subimos la bici y continuamos el ascenso, dando saltos entre piedras sueltas y llegando al Collado de San Miguel, empezó a llover, por lo que decidimos recoger leña antes de que se mojara demasiado e ir cargándola en la furgo.

A las 20:00h llegamos todavía lloviendo, al Refugio y aparcamos de culo a la entrada, así abriendo la puerta trasera teníamos un techo para descargar la leña y todo lo que fuera necesario sin mojarnos demasiado.

Jesús y Raúl habían hecho muy bien los deberes, se habían encargado de encender el fuego y recoger más leña.
Ahora era ya el momento de cocinar nuestra merecida cena. La idea era buena, hervir arroz en abundancia y añadirle atún, el único problema es que nos faltaba algo donde colocar la olla para hervir el agua.
Lo solucionamos clavando un largo clavo en el marco de la chimenea de piedra y atándole un largo alambre para tener donde colgarla.

Finalmente el arroz estaba hervido, pero el atún no pareció mejorar mucho su escaso y soso sabor. Mucho mejor era mojar pan en el aceite sobrante de las latas de atún!!.

Nadie terminó su abundante ración y tras dejar los platos en el exterior, para que la lluvia y las alimañas hiciesen de lavavajillas, nos dispusimos para pasar la primera noche.
Diego se colocó cerca de la chimenea, buen conocedor de la escasa tecnología de su( o de su hermana pequeña Silvia) saco infantil de verano.
Jesús se colocó en la cama, cerca de la puerta.
Y Raúl y yo, tras inflar el colchón doble que habíamos traído nos tumbamos para pasar una cómoda noche. Pero nuestra comodidad se fue escapando por un agujero y acabamos durmiendo los dos sobre el suelo.


MARTES
Perezosos, a las 9:00h nos pusimos en pie, la lluvia había cesado y en los improvisados recogedores de agua había suficiente para lavar los platos.
Decidimos, como despedida, hacernos una foto en el techo del refugio, pero menuda carnicería que se hizo Raúl para bajar, que hay que despegarse un poco de la pared y no "sollarse" vivo, hombre!!

Raúl y Jesús, esta vez bajarían disfrutando en bici hasta Ainsa y Diego y yo bajaríamos pegando saltos en la furgo con todas las mochilas.
Abandonamos el camino en Saravillo y de aquí ya más tranquilos por carretera hasta Ainsa, donde llegamos a las 12h.
La bici tenía arreglo pero no estaría lista hasta las 14.30h, por lo que decidimos dar un paseo por el bonito casco antiguo de Ainsa, no sin antes saciar nuestra creciente hambre con unos impresionantes bocatas de jamón y queso en el bosque, al otro lado del río.

Pueblo de Ainsa

Puntuales, alas 14.30h recogimos la bici (8.500 pts) en el Intersport y subimos, atravesando el desfiladero de las Debotas, hacia Bielsa entrada al Valle de la Pineta, donde aparcamos y nos preparamos para iniciar nuestra primera etapa realmente de alta montaña, la ascensión al Lago de Ordizeto(2.3680m).P
Paso de las Debotas
Se habían acabado las bromas, ahora teníamos por delante una ascensión con un desnivel de 1.400m.

Era ya bastante tarde, las 17:00h, pero no nos echaríamos atrás, así que cogimos lo indispensable para pasar una noche ( o sea todo lo que llevábamos) e iniciamos la ascensión por la carretera dirección Parzán. Pronto nos dimos cuenta que hubiera sido mejor aprovechar el asfalto para subir con la furgo hasta el siguiente pueblo, Parzán, pero ya era tarde.

Pasado Parzán, cogimos el GR-11 hacia la derecha que prometía una acentuada ascensión hacia el lago(11km y de 1.100 m de desnivel ).

Pronto se adelantaron Raúl y Jesús y Diego y yo formamos el segundo grupo.
Entre la pendiente, las piedras y el peso del equipaje, la sensación era de no avanzar más que si fuéramos andando y además pronto se puso a llover con fuerza, por lo que tuvimos que parar a colocarnos los chubasqueros, tanto para nosotros como para cubrir las mochilas con los sacos y la ropa.
Parábamos cada 50m hasta decidir que sería mejor seguir andando. Al poco rato, paró de llover y un poco más arriba descubrimos a nuestros escapados, que parece que llevaban bastante tiempo esperándonos.

La razón de la parada era para inspeccionar un posible refugio ya que el tiempo no era demasiado bueno.
Pero era un sucio establo de dos plantas, sin puertas ni ventanas, también había un cobertizo con herramientas pero estaba repleto de ortigas, una planta no muy agradable de compañía nocturna, por lo que decidimos continuar la penosa ascensión.

De nuevo se formaron los dos grupos y yo podía ver como Diego maldecía la hora en que se le ocurrió haber venido, cargado de mochilas y ascendiendo por una fuerte y embarrada cuesta hacia quién sabe donde y lloviendo.
Pero había que animarlo porque teníamos que avanzar al paso que fuese.

A lo lejos, se veía la central eléctrica de Ordizeto que prometía un refugio todavía lejano .

Las oscuras nubes estaban a tiro de piedra y de nuevo, Raúl y Jesus nos esperaban frente a otro precario refugio hecho de planchas de hierro, el aspecto era de apunto de demolerse.

Diego estaba hecho polvo y la cara de desánimo de Raúl y Jesus lo decían todo, pero pocas opciones nos quedaban.

El camino seguía hacia la izquierda, y otro más pequeño iba directo, tras cruzar un pequeño puente de hierro hacia la Central Eléctrica. Nadie parecía tener muchos ánimos, así que cogí mi bici y me dirigí hacia la central esperando encontrar alguna puerta o sala abierta. No hubo suerte, a excepción de una ventana situada en un lugar poco accesible desde la que podía caer al río ( cosa que no apetecía demasiado). Y más sabiendo que no había donde secarse, al menos todavía, porque al dar la vuelta a la central por la presa, pude ver, a unos 300m más arriba, lo que tanto buscábamos.

Simulación del tramo final de la subida al Lago de Ordiceto.

Recogí la bici y crucé el puente para volver al camino por el que subían ya mis tres desanimados compañeros. Pero la suerte había cambiado!
Eran ya las 21:00h cuando llegamos a nuestro refugio.

No era más que una pequeña caseta de cemento de 2x2.5m, con un montón de piedras en una esquina que hacían de chimenea, pero al menos, estábamos a refugio del viento y la lluvia.

Las bicis, eso sí, se quedarían fuera porque o entraban ellas o nosotros.
Raúl y yo decidimos que sería bueno pegarnos un baño en el cercano río de montaña, para dormir medianamente limpios tras el esfuerzo de la ascensión.

Así que que nos pegamos un baño en pelota picada, dentro de un pequeña bañera de agua helada en la que nos sumergimos por unos escasos segundos hasta la cabeza. Mientras Jesus y Diego, un poco más sucios, encendían el fuego en el interior del pequeño refugio a unos 2000 m de altitud.

Después de vestirnos, todo lo rápido que pudimos con ropa seca, nos dispusimos a preparar la deseada cena.

Otra vez fideos pero ahora ya acompañados de un sofrito de tomate (de todo se aprende).

Trabajo costó preparar la cena sobre las inestables piedras de la chimenea pero mereció la pena y devoramos, poco delicadamente y directos de la olla, hasta el último fideo.

Seguía lloviendo, ahora ya con más fuerza, y al parecer, el techo tenía unas cuantas goteras, por lo que Jesus, viendo que nadie movía un dedo(o sea que nos íbamos amojar) y en una acción heroica, salió al exterior en medio d ela lluvia(seguro que maldiciendonos)y colocó un gran plástico que llevábamos en el techo del refugio sujetándolo con piedras para que no se lo llevara el fuerte viento. Así gracias a Jesús dejó de entrar agua. Con otro plástico nos aislamos del húmedo suelo de cemento y colocamos los sacos encima. Parecíamos sardinas en lata, uno tumbado al lado del otro ocupando todo el refugio, pero así seguro que ni nos mojaríamos ni pasaríamos frío.

La conversación tema mujeres y varios, nos fue venciendo poco a poco, ayudado por el sonido de la incesante lluvia.


MIÉRCOLES
A las 9:00h me puse en pie, seguía nublado pero al menos no llovía, hice una foto a los dormilones y con Diego nos dirigimos a la Central a inspeccionarla mejor. Tras recorrerla por todos lados, volvimos al refugio para sacar del saco a las bellas durmientes.

Después de desayunar unas tabletas de cereales reanudamos la ascensión, eran las 11:30h. Y no llovía pero continuaba amenazadoramente nublado.
Pronto llegamos a una bifurcación, por un lado el camino ancho que ascendía poco a poco haciendo una gran zeta y por otro un sendero estrecho que ascendía con fuerte pendiente en línea recta.

Sin dudarlo (acabábamos de desayunar y había fuerzas), elegimos el atajo y el grupo se volvió a estirar.

Hasta donde pudimos pedaleando, luego andando por el barro y al final casi arrastrándonos bajo el peso de las cargadas bicis y sobre piedras mezcladas con barro que nos hacían patinar y tropezar continuamente.
Un grupo de excursionistas nos observaba y adelantaba, con la sonrisa en la cara, en la zona más dura del atajo mientras patinábamos luchando por arrastrar nuestros propios lastres.

Finalmente y con mucho esfuerzo enlazamos con el camino bueno(que no deberíamos haber dejado nunca), nos agrupamos y continuamos la ascensión despidiéndonos de los excursionistas al pasarlos ahora ya a un ritmo más rápido.
Vistas despejadas del Lago que no pudimos disfrutar

Poder pedalear era otra cosa, y pronto llegamos, rodeados de niebla al Lago de Ordizeto.

Era enorme, rodeado de escarpados picos, una presa impedía el paso del agua hacia el valle y cerca nuestro estaba nuestro siguiente refugio, a 2.368m, dividido en dos pequeñas estancias, una de ellas con chimenea y una mesa con bancos.

Refugio del Lago de Ordizeto

Al otro lado de la presa, la vista de las ruinas, entre la niebla, de una gran casa nos invitaron a una visita con los chubasqueros, a pesar del frío y el viento, donde recogimos las madera de las derruidas ventanas para poder hacer fuego y cocinar. Como fuimos incapaces de cazar un conejo de las muchas madrigueras que había, la comida volvía a consistir en pasta, esta vez macarrones, cocinados sobre la chimenea, donde también secamos hasta casi chamuscar, nuestra ropa mojada.
A las 17h iniciamos el descenso, en el que disfrutamos pegando saltos, a gran velocidad, debido a la fuerte pendiente.
En hora y media estábamos en Bielsa y eso que tuvimos que parar unas cuantas veces para recuperar las piezas del equipaje que salían disparadas y para reparar el pinchazo de Diego que estuvo a punto de pegársela de verdad.

Un grupo de excursionistas con perro nos tuvieron que sufrir hasta tres veces a lo largo de la bajada por nuestras constantes paradas!!

Dejamos a Jesús en Salinas de Sin, con mejor compañía y los tres que quedábamos nos dirigimos a Plan, dirección el Parque de Posets-Maladeta, montados en la furgo para comprar provisiones y algo que no fuera pasta para llevarse a la boca.

Como premio, merendamos pan acompañado de empalagosa y abundante nocilla y volvimos a cruzar los túneles que separan Plan de Salinas de Sin.

A las 20:00h recogimos a Jesús y nos dirigimos a Hospital de Tella, donde esperábamos que nos dieran las llaves de un refugio que había cercano al río Zinca.

En Hospital de Tella, tuvimos que esperar el regreso a casa del agente forestal que guardaba las llaves.
No parecía muy simpático el sr. Ramón Moreno, pero nos dió las llaves de otro refugio que había subiendo por una carretera pasado el pueblo de Cortalaviña.

Jesús decidió que prefería pasar una noche un poco más caliente que la que nos esperaba, así que lo volvimos a dejar en Salinas y luego subimos por la carretera de fuerte desnivel hasta el Refugio de Cortalaviña, donde encontramos aparcado un coche con un curioso francés dentro.
El refugio era perfecto, parecía un pequeño chalet de piedra. Se accedía por medio de una escalera a la estancia elevada. Con amplias ventanas muy bien cerradas y una gran chimenea digna de una casa de montaña de alto standing, además tenía una gran mesa de madera, un par de amplios bancos y hasta colchones.

Después de cenar a la luz de las velas e intentar conversar un poco con nuestro amiguete francés "Romain"( el pobre era incapaz de seguir nuestras inagotables bromas sin sentido), nos metimos en el saco para pasar una confortable tercera noche en el pirineo aragonés, nuestro amigo prefirió dormir en su coche.

JUEVES


A la mañana siguiente, el francés había desaparecido, pudimos contemplar las increíbles vistas de los alrededores del refugio hacia el Castillo Mayor de Puertólas y tras desayunar, bajamos a devolver las llaves del refugio al sr. Ramón y después de recoger a Jesús, regresamos a la puerta del refugio para dejar allí la furgoneta.
Preparamos las bicis para la nueva jornada, esta vez tan sólo un poco de comida y ropa para hacer más llevaderos los kms que nos esperaban.

Seguimos la carretera que ascendía y nos desviamos a la derecha dirección al pueblo de Tella. Por el camino nos encontramos, en lo alto de un prado, su famoso dolmen.

Dolmen de Tella

Dejando las bicis ocultas, le hicimos una visita e inmortalizamos el momento.
Proseguimos la ascensión, no muy dura pero continua hasta el pueblo de Tella(1.380m)

Es un pueblo con encanto, situado en lo alto de un risco, por lo que tiene unas increíbles vistas de la zona, con estrechas calles, casas de piedra y leyendas de brujas. Una de las casas se destina a alquiler y propone unas agradables vacaciones.

Pueblo de Tella

Tras la visita iniciamos el descenso que prometía velocidad y diversión asegurada. No debió de pensar lo mismo, algún coche que subía y nos encontraba trazando demasiado abiertas las curvas. Además la humedad y las hojas mojadas te hacían poner los pelos de punta imaginando la rueda delantera pisando una de ellas.
Tras coger el desvió hacia Revilla proseguimos la ruta, haciendo algún que otro recto en las curvas y esquivando a unos ruidosos perros a los que parecía apetecerles un bocado de nuestros descubiertos gemelos.
Llegando a Revilla había un par de curvas de ascenso y tras un sacrificado sprint en la última parrilla, con el aplauso de un grupo de excursionistas, llegamos al pueblo perdido.

El pueblo, muy pequeño está casi totalmente abandonado, pudimos visitar su pequeña iglesia e incluso hacer sonar la campana que aún se mantiene en lo alto del campanario.
Iglesia de San Felix, Revilla.

Tras curiosear por el cementerio, volvimos a las pedaladas y nos cruzamos con un grupo que se disponía a hacer barranquismo por uno de los muchos torrentes que cruzaban bajo la carretera.
Vistas del Castillo Mayor desde la carretera a Revilla

Dejamos las bicis y ascendimos torrente arriba en busca de alguna cascada o poza para darnos un bañito, pero no hubo demasiada suerte y regresamos a las bicis.

Estábamos un poco cansados de tanto asfalto, así que cogimos un sendero que bajaba montaña abajo con la esperanza lejana de llegar a la pista que discurría unos 500m de altura más abajo , cerca del río Yaga.

Al principio bien, sendero estrecho y con numerosas curvas que nos hacía disfrutar encima de la bici con su pronunciada bajada, pero de repente el sendero se fue bifurcando en otros más pequeños y al final estos en nada. Todo acababa en un pequeño cortado de unos 30 metros, no había habido suerte!!

Ahora teníamos que retomar los pasos hasta la carretera y subir no es lo mismo que bajar y menos con la de barro que había.

Con bastante esfuerzo conectamos, finalmente, con la carretera y sufrimos otra vez la persecución de los perros que además de pretender asustarnos lo conseguían!

Pasamos el cruce a Tella y empezó a chispear, por lo que al llegar al refugio , aprovechamos para comer en la parte abierta que tenía abajo.
CortalaviñaAl parar de llover seguimos descendiendo por las pronunciadas zetas hasta alcanzar, en el pequeño pueblo de Cortalaviña, el camino que se dirigía al río Yaga y que anteriormente quisimos enlazar, sin éxito, por el sendero.

La pista de tierra descendía hacia el río trazando cerradas curvas en las que la gravilla hacía dudar del buen agarre de las ruedas, una bajada para disfrutar, aunque no pensaba lo mismo Raúl, más acostumbrado a las carreteras de asfalto donde nos machacaba sin ninguna opción.

Pero ahora, no parecía querer dejar de apretar las dos manetas de los frenos, sacando de vez en cuando algún pie trazando con recelo y lentamente cada curva.

Llegamos al río Yaga, por el que bajaba bastante agua pero con apenas 50cm de profundidad o menos.
Jesús y yo, no nos lo pensamos dos veces, y rápidamente nos despojamos de la ropa y nos dejamos arrastrar río abajo, por la corriente, pegándonos algún que otro culazo con las piedras, pasándolo bomba!.

Al descender por el río, llegamos a un lugar mucho más estrecho, en el que la corriente ganaba velocidad y el desnivel requería ya algo de equipación para proseguir,el inicio de la Garganta Mirabal ,así que regresamos hacia nuestros compañeros que apenas se habían refrescado los pies.

Por nuestra parte, el baño nos sentó de maravilla para retomar la bici de regreso hacia las zetas, ahora en subida, donde Raúl nos pegó un hachazo para dejar las cosas otra vez en su sitio.

Tras enlazar con la carretera en Cortalaviña subimos, de nuevo, al refugio donde nos esperaba la furgo.

Después de cargar las bicis, iniciamos el descenso, esta vez más cómodos hacia Hospital de Tella y luego, antes de llegar a Ainsa, cogimos un cruce a la izquierda que nos llevaría a Laspuña para hacer nuestra próxima expedición al aislado Valle de Garona.

En Laspuña compramos provisiones y decidimos que iríamos a pasar la ya cercana noche, eran las 18.30h, en el Refugio de Ostacho..
Magnífica vista del collado de Ceresa con la Peña Montañesa a la derecha y la Peña Solana a la izquierda.
A este refugio parecía poder llegarse bien por una pista forestal que ascendía trazando grandes zetas hasta el collado de Ceresa a 1552m junto a la espectacular Peña Montañesa(2.291m). La pendiente y las piedras sueltas pusieron, de nuevo, a prueba a la furgo, pero llegado al collado la pista descendía suavemente.

La vista era increíble porque el collado nos abría el acceso a un gran valle, el valle de Garona, escondido entre la Sierra Ferrera y el Macizo del Cotiella , dejandolo aislado de todo, algo que, al menos yo, siempre ando buscando.


Expectacular vista aérea del Valle de Garona y la Sierra Ferrera con la Peña montañesa al fondo.
A las 20:00h llegamos al Refugio de Ostacho a 1.400m, pero al parecer era más utilizado por las vacas que por las personas y quizás el mapa nos permitiría encontrar algo mejor.

En el mapa, salían dos refugios libres un poco más adelante, por lo que decidimos proseguir.

Llegamos a un prado donde vimos saltar a un conejo que nos pareció enorme y empezamos a buscar el refugio que marcaba el mapa.

Tras recorrer el prado y los bosques cercanos de arriba a abajo, abandonamos la búsqueda y nos entregamos a la última posibilidad que nos quedaba. Pero siempre que buscas algo, en el último bolsillo es donde lo encuentras!!
Los 100m de llegada al refugio, de embarrada bajada, estaban rodeados de enormes losas de piedra rectangulares, algunas de más de 100kg, tiradas aquí y allá, entre césped y barro. Pero la furgo cumplió hasta el final, y no la metimos dentro del refugio porque no cabía por la puerta, eran ya las 21:00h
El refugio, llamado Rallero o de Brocal, era perfecto para nosotros, con una fuente de agua fresca y limpia a la entrada, con una única estancia de 4x4 m, con chimenea y cerrada por una pequeña ventana y una puerta de acero de dos hojas para que no entraran los animales, pero permitiendo mantener la parte superior abierta.

Tras recoger leña y preparar la cena consistente(como no) en pasta con tomate y queso, acompañadas de unas manzanas de postre ( que seguro que si no es por Raúl no hubiésemos comprado) y en vistas a la buena temperatura, decidimos pasar nuestra última noche en Huesca en el césped del pequeño prado de enfrente del refugio, porque sería mejor vista la maravillosa noche estrellada en comparación al requemado y negro techo del refugio.

A las 23:00h preparamos nuestro vivac, que consistía en un plástico para aislar los sacos del césped. Por el oeste, unas oscuras nubes acompañadas de rayos amenazaban con aguarnos el plan y Diego prefirió entrar dentro del refugio a buen recaudo de la más que probable lluvia nocturna.

A pesar de los truenos y de las ocasionales gotas, ni Jesús, ni Raúl ni yo quisimos abandonar la idea y finalmente caímos dormidos.

La tormenta debió de pasar de largo porque, aparte de algo de humedad en los pies del saco que acabó sobre el césped, no nos mojamos.



VIERNES


A las 8:00h me puse en pie, y como todos parecían muy a gusto durmiendo, inicié el descenso por el arroyo que pasaba cerca del refugio hasta el río. Me costó lo mío, superar el creciente desnivel agarrándome de cuantas ramas pude e incluso arrastrándome bajo la vegetación para llegar finalmente a la base de una bonita cascada de unos 6 m de altura, el esfuerzo, al menos, mereció la pena.

Al regresar al refugio 9.30h, Diego estaba deseoso de hacer algo, por lo que decidimos hacer otra pequeña excursión por el camino que descendía pasado el Refugio hacia el río Garona. Pronto nos separamos del camino, deseando llegar cuanto antes al ruidoso torrente que resonaba más abajo, la fuerte pendiente acababa casi en una pared de roca que llegaba al mismo torrente y que, Diego decidió bajar, increíblemente y amenazando a su dentadura, casi sin tocarla. Pero gracias a un original y desesperado movimiento de brazos, logró aterrizar, por fortuna, de pie en vez de con la cabeza!

Estábamos en el centro de un estrecho torrente, el Barranco de la Garona, por el que bajaba poco más de un palmo de agua procedente de una cascada en forma de S. Era perfecto para descender en tobogán con un buen traje de neopreno.

Volvimos al refugio a las 11.00h y aún dormían Jesus y Raúl.

Los convencimos para partir rápidamente, con la intención de hacer una visita a algún buffet libre de camino a casa.
Así, con la motivación adecuada para unos muertos de hambre, a las 11:30h iniciamos el regreso,primero derrapando por la cuesta de barro rodeada de losas, luego por la pista hacia el collado de Ceresa y en ajetreado descenso hacia Laspuña. Desde aquí y dejando el traqueteo, ya por carretera hasta Lleida.
A las 15:00h llegamos a Lleida, donde tuvimos la gran suerte de encontrar un buffet libre de comida catalana, poniéndonos las botas a base de "cuina casolana" ( la pasta hoy ni verla)y Raúl arrasando con la crema catalana ( nunca había visto a nadie empezar por los postres!).

A las 16.45h proseguimos el camino de regreso hasta la llegada a los respectivos hogares y al mío a las 19.35h.
Fin de la expedición.

Pic del Infern(Julio de 1998)

Siempre es bonito rememorar pequeñas aventuras que ocurrieron hace unos años y más cuando se trataba de nuestras primeras experiencias en la montaña.

Por suerte, tenía la costumbre de llevar una pequeña libreta donde apuntar las cosas que iban ocurriendo. Así, al rebuscar en la profundidad de los cajones de casa, doy con ellas y entonces puede reproducir, casi con todo detalle, esas pequeñas aventuras de hace años.
Con Jesus, he tenido la suerte de compartir muchas de ellas, pero ésta especialmente, merece la pena recordarla.
Los detalles son muchos, quizá demasiados, pero es que en esas primeras excursiones, todo era importante!!

DIARIO:

16 de Julio de 1998 : A por el Pic del Infern!

9h-13h Trabajo tenis.

13.20h ( Chirriando ruedas ) Llego a castelldefels.

13.25h Pico a Sus ( que ha estado currándose una peazo de tortilla de patatas!!). No quiero ni pensar como habrá dejado la cocina " pobre mamasus"!!

Después de cargar los trastos en la furgo, incluido al perro ( lo de llevar al perro fue una decisión meditada concienzudamente durante uno o dos segundos y ocurrió así: Nos llevamos al perro? Pues vale!).
Por lo que que ya no seríamos sólo dos en la escapada.

Tras añadir un poco de pienso ( que el perro no querría ni oler en toda la excursión), el collar, la cadena y el culo de una botella de 5 l. cortada para que bebiera, iniciamos nuestra marcha. No sin antes despedirnos de nuestros angustiados papas.
Presa del Cavallers en LLeida.
Angustiados?, Por qué? Si ya hace dos semanas enteras que tengo el carnet de conducir y nos dirigimos al Pirineo, un lugar donde nunca podría pasarte nada malo, o no?.

14h Salida
Tras parar a comer al lado de la carretera unos trozos de lomo y bocata de tortilla que, muy a nuestro pesar, tuvimos que compartir con el perro, llegamos a las 16.30h a Ripoll, donde compramos pastillas para el fuego y una libreta y boli (para poder recordar la aventura).

17.30h. Después de coger un atasco en Camprodon, pasar por Llanars y Setcases, llegamos al Plà de la Molina ( carretera hacia Vallter 2000), donde siguiendo el buen consejo de la mamá de Sus, anclamos la furgo ( para que no se fuera a bañar al rio por la noche).

Tras discutir lo que debíamos o no llevar, cogimos el camino GR-11 que salía de la misma carretera y a 250 m. escasos, encontramos nuestro refugio: L´Aixopluc dels Isards.
Refugio de piedra, espacioso de forma rectangular (5x3 aprox.), con chimenea, y con el techo bastante alto, gran mesa de madera, bancos y un ático hecho con cuatro troncos y una escalera para subir. Mucho mejor que todo lo que hubiéramos esperado y bastante mejor que lo que nos esperaba. Visto del interior el refugio es reconfortante, cómodo y con la ayuda de un buen fuego también cálido. En la mesa hay una lata de cocido, otra de fabada y numerosos potitos de mermelada, además de sobres de café, azúcar y la típica vela que buena falta siempre hace. El Banco está debidamente acolchado y ofrece un agradable descanso a la vista y calor del fuego. Una escalera de madera te permite subir a las camas, donde hay tres colchones más o menos sucios pero que prometen una cómoda cabezada. (Actualmente el refugio ha desaparecido) Recorriendo un escarpado sendero por las rocas de Totlomón, cerca de Queralbs.
Tras distribuir nuestras cosas por el refugio, procedemos a hacer lo que consideremos más importante para pasar una noche en el Pirineo: recoger leña. A pesar de haber suficientes ramas por el suelo, quien resiste la tentación de arrancar de la tierra uno o dos árboles muertos a base de pedradas, patadas, empujones y otras artimañas no dignas de mencionar.

Así que, tras almacenar leña suficiente, todavía disponemos de 2 horas de sol para dedicarlas a cosas de menor importancia, como construir trampas, colocar cebos y cepos para cenar trucha a la plancha o conejo al horno ( la esperanza es lo último que se pierde). Cada uno podía dedicarse a lo que quisiera, yo construía trampas, Sus encendía el fuego y el Raid no paraba de correr para arriba y para abajo sin perder nunca la posibilidad de meterse en el rio y luego sacudirse delante tuyo.

Llega la hora de cenar. Primer problema: no hay parrilla, hay que construir una o idear un trípode. Así que, manos a la obra, con la ayuda del enorme cuchillo, corto tres fuertes y verdes ramas para hacer un trípode donde colgaremos la olla a mayor o menor altura según la necesidad de calor o cocción.

La teoría está tirada, la práctica es otra cosa y costó derramar el agua de la olla por lo menos dos veces sobre el fuego con su consiguiente apagado y su cada vez más dificultoso encendido. Pero finalmente funcionó y tras esperar a que hirviera (espera en la que no pudimos soportar comernos uno tras otro los trozos de carne rebozada, para chuparse los dedos y las patas Guauh!), cenamos un suculento plato de arroz con atún.

Estábamos tranquilamente saboreando nuestro manjar a la luz de las llamas, cuando sin saber porqué, el perro se pone a ladrar con furia hacia la puerta, sin duda alguien o algo debía de rondar por ahí fuera.

Lentamente abrimos la puerta pero la noche oscura y acostumbrados a la luz del interior no conseguimos ver nada, poco a poco salimos del refugio y la actitud del perro no parece cambiar, ha dejado de ladrar pero está atento con la mirada fija hacia algún punto que nuestros ojos no nos permiten ver y sigue gruñendo.
Cima Torreneules
Pasan los segundos y ni se oye ni se ve nada, todo parece una falsa alarma, así que volvemos a entrar y acabamos lo que nos queda de la interrumpida cena.

El agua que habíamos cogido del rio estaba ligeramente sucia porque el perro había metido su delicado hocico dentro, por lo que decidimos bajar a la furgo a coger una garrafa de agua. Salimos los tres juntos guiándonos por la luz del frontal por el pedregoso camino que bajaba a la carretera, y casi al llegar, el perro vuelve a repetir su actuación ladrando nerviosamente hacia la furgoneta. Alguien podía estar intentando abrirla, o peor aún, podría tranquilamente haber entrado ya y estar esperándonos en su interior.

Nos pusimos a correr, pero no dirección al refugio, sino hacia el intruso con piedras en la mano y soltando insultos a grito pelao. Cual fue nuestra sorpresa al descubrir que nada ni nadie había en la furgoneta y el perro sólo se había asustado, aparentemente al ver la negra silueta de ésta.
Raid, el tercer integrante del grupo.Con una simple mirada de desprecio hacia el valiente can dejamos el asunto zanjado (o quizá nosotros nos equivocábamos y algo o alguien que había escapado rápidamente de nuestra visión había realmente provocado el nerviosismo del perro, algo o alguien que todavía estaba ahí fuera, posiblemente muy cerca y observándonos, porque no parece extraño que el perro ladre a un coche que está acostumbrado a ver desde el primer día que llegó a mi casa tanto de día como de noche, y reaccionando como jamás antes lo había hecho??).

De nuevo, ayudados por la tenue luz del frontal volvemos al refugio y nos disponemos a dormir en nuestro altillo.

Pronto nos dimos cuenta que la chimenea tenía problemas para evacuar el humo y éste entraba en grandes cantidades haciendo la respiración casi insoportable, a esto se sumaba que las camas estaban a gran altura donde la cantidad de humo era aún mayor. Así que decidimos abrir la puerta y sacar a patadas los grandes troncos de la chimenea ¡ vale más estar un poco fresquitos que no parecer salmón ahumado!

Al rato de volver a la cama el perro vuelve a ladrar hacia la puerta pero ahora le mandamos callar al instante.

4.30h Me despierta el condenado perro otra vez, pero ahora yo también escucho voces en el exterior, mi primer pensamiento es que ya viene alguien a aguarnos la fiesta y tendré que bajar a abrirles y soportar su follón y compartir el codiciado espacio ( no hay nada como ser sociable!!). Pero nadie se atreve a picar y tal como vinieron parece que se fueron (todavía no sé si esto pasó o simplemente lo soñé).
Por encima de Pardines.
8.00h Tras dar unas vueltas en el saco, me despierto y saludo a Raid que está deseando volver correr por ahí fuera, así que damos una vuelta por los alrededores y voy comprobando una a una la ineficacia de las trampas colocadas la tarde anterior.

Vuelvo al refugio y desayuno rebanadas de pan con nocilla y mermelada, mientras Sus retoza en el saco. Poco después, tras desperezarse, hace lo mismo y podemos recoger los bártulos y frente al mapa, elegir el itinerario a seguir. Decidimos ascender hacia Vallter 2000 por el GR- 11 que pasa frente al refugio.

9.15h Salida.
El calor del sol sumado al peso de la mochila me hace quitarme ya la sudada camiseta. El GR-11 asciende bordeando el rio y allá arriba de vez en cuando se deja ver la carretera que también asciende con los consiguientes desperdicios ( ruedas, parachoques, plásticos)que caen incluso aquí.

9.50h Font del Sauc
Tras enlazar con la carretera que sube a Vallter 2000 a pie d e pistas, nos desviamos ligeramente del GR-11 y ascendemos por una pista de sky, donde nos cruzamos con un hombre que subía con una yegua a llevar víveres al Refugio de Ulldeter. Volvemos a enlazar con el GR-11, ahora con más gente a nuestro alrededor, porque todo el mundo sube en coche hasta el parking de la estación y luego hacen los diez minutos de ascensión hasta el refugio andando.
Llegamos al refugio, demasiado ostentoso y pijo para nuestro gusto y haciendo una merecida parada para alimentarnos, proseguimos la ascensión hacia el Coll de la Marrana ( parecía el camino de Santiago de la gente que subía).

11.15h Llegamos al Coll de la Marrana, desde donde podemos ver claramente el pico de Bastiments a nuestra derecha y un poco más hacia la izquierda el Pic del Freser y detrás de el, el Pic de lÍnfern.
Avenc dels esquelets, Garraf.
Decidimos ascender en diagonal por el Bastiments hacia el collado del Freser que separa los dos picos, el camino era el más corto ( como no), pero las grandes piedras sueltas, dificultaban sensiblemente la marcha y ponían en serias dificultades a las desnudas patas de nuestro peludo compañero.

Allá abajo, se puede ver el Plá de Coma de Vaca y encima de este el Balandrau y a su derecha los dos Torreneules.

12.30h Coll del Freser
Podemos ver los lagos en la parte francesa de los Pirineos, sin duda, un lugar digno para situar una frontera, puesto que la naturaleza te facilita las cosas.
Pocas ganas y fuerzas nos quedan para seguir la ascensión hacia el Pic de l´Infern y esto sumado a la refrescante visión de los lagos y al hecho que el agua del bidón hace ya tiempo que se nos ha acabado, decidimos descender hacia Francia y dejar la ascensión final para mañana.
Descendemos ligeramente hacia la izquierda hasta encontrar un pequeño bloque de hielo con una parte no helada, donde saciamos nuestra sed y Raid se pega un merecido baño.
Observamos la zona y Sus parece ver un refugio un poco más arriba, así que dejando las mochilas entre las rocas ascendemos, pero el refugio parece haberse desvanecido y sin duda, unas formas rocosas nos han jugado una mala pasada.
12.40h Volvemos a descender tras recoger las mochilas hacia un lago rodeado de verdes hierba de más abajo .
Lago de comamitjana
Al llegar al lago, procedemos a rodearlo, cosa que Raid no parece compartir, prefiriendo cruzarlo de punta a punta dándose otro chapuzón.
Decidimos que es un bonito sitio, pero malo para quedarnos a dormir, puesto que la única vegetación que hay es la hierba que rodea al lago y que no nos permitirá encender el necesario fuego para pasar la noche. Así que, continuamos el descenso por el torrente que sale del lago hacia tierras más boscosas.
Una piedra de rara forma me hace detenerme, sin duda tiene la forma de un animal muerto pero estamos demasiado lejos para poder asegurarlo y ya metimos la pata una vez, así que nos acercamos para comprobar que se trata de un isard muerto y que no llevará demasiado tiempo en ese estado pero ya está repleto de moscas.
Quizá en otras circunstancias más adversas hubiéramos procedido de otra manera, pero llevábamos comida suficiente y la gran abundancia de moscas prometian una tarea no demasiado agradable, por lo que seguimos el descenso hacia un valle entre dos pequeños rios un poco más abajo.
Era perfecto, verde y blando césped, agua fresca, madera. Así que decidimos encender un fuego y preparar la comida ( tarea de Sus), mientras yo talaba unos pequeños árboles para construir un simple refugio donde pasar la todavía lejana noche.

Poco a poco el cielo se va nublando, cosa que no nos extraña demasiado, pero unos truenos lejanos no profetizan nada bueno, continuamos cada uno nuestra tarea hasta que empieza a chispear. Poco rato duró el chispeo.

14.30h Se inicia una tormenta en serio.
Recogemos rápidamente los trastos y los ponemos bajo unos árboles cercanos, cuyas ramas no impedían el paso de la cada vez más fuerte lluvia.
Sin duda, deberíamos construir un refugio mejor para impedir que al menos se mojen los sacos de dormir, cosa que, por ahora conseguimos colocando los plásticos y la manta térmica sobre unas ramas y situando las mochilas debajo.

14.50h Los espaguetis estaban hechos y como no podíamos hacer nada más que esperar acurrucados alrededor de las mochilas, comimos los deseados espaguetis con atún que tanto nos merecíamos.

La tormenta se ha convertido en una granizada y cae con tanta fuerza que aunque no nos moja directamente, sí indirectamente al salpicar el granizo en los charcos del suelo.

Así estuvimos hasta las 15.30h cuando dejó de llover sensiblemente.
Sabíamos que de esa manera, empapados como estábamos no podíamos pasar la noche y debíamos buscar algo mejor. El problema principal estaba en buscar algún sitio donde refugiarnos de la lluvia que prometía no parar.

La posibilidad mayor, era descubrir algo lo más parecido posible a una cueva, aunque fueran dos grandes rocas que dejasen un refugio en su interior. En el prado sería imposible encontrar algo así, por lo que envolvimos las mochilas en la otra manta térmica bajo nuestro precario aixopluc que ya empezaba a desmoronarse y nos dirigimos hacia una de las dos paredes verticales que protegían el valle.

La ascensión era dura, con grandes piedras caídas de la pared aún lejana, algunas incluso grandes como una casa que ofrecían la posibilidad de encontrar huecos en su interior y así descubrimos una especie de gruta bajo una gran piedra grande como una furgoneta. Pero el suelo era muy irregular con grandes rocas y sin ofrecer una pequeña zona plana donde recostar medio cuerpo, además la humedad era enorme y las gotas de lluvia resbalaban por el techo y las paredes hasta llegar al embarrado suelo.

Si no encontrábamos otra cosa mejor deberemos dormir aquí.

Continuamos ascendiendo y Sus encontró otro hueco entre dos piedras, estrecho y alargado donde únicamente se podía estar tumbado, pero tenía la ventaja de tener el suelo liso y más seco. Además tenía dos entradas donde podríamos encender algo de fuego. Lo malo es que estaba a mucha altura y sin duda, debería de haber algún sitio mejor-
Can Jaques, Garraf.
16.45h Decidimos darnos de plazo hasta las 18.00h para encontrar algo decente, así disponíamos de dos horas más de sol para intentar acondicionar, lo mejor posible, el lugar elegido para pasar la noche.

Al mirar hacia la pared del otro lado del valle, vimos algo parecido a una gruta, aunque sabíamos que lo más seguro se trataba únicamente de una pequeña cavidad en la que ni siquiera podríamos meter una mochila, la única manera de comprobarlo era volviendo a bajar al valle, cruzar el rio y volver a subir hacia la otra pared, disponíamos de 1.15h.

Totalmente empapados por la incesante lluvia, llegamos a nuestro objetivo y descubrimos que ciertamente no era más que una pequeña grieta. Por lo que. otra vez, deberíamos volver a descender pensando que ya sabíamos donde nos tocaba pasar la noche, pero no veíamos nuestro precario refugio demasiado decente como para pasar una noche de tormenta a más de 2000 m.
Pero al empezar a bajar, vimos que en el otro lado del rio y cerca de por donde habíamos pasado, había una precaria pared de rocas que prometía algo mejor.

Realmente nos pareció un hotel de cinco estrellas comparado con las dos rocas entre las que nos esperaba dormir y la verdad es que no era más que una precaria pared de rocas que alguien había levantado para proteger el hueco que dejaba una enorme roca. El recodo en su interior, de forma más o menos rectangular y de un metro de ancho por tres de largo, contaba con un poco más de metro y medio de altura en su punto máximo y bajaba hasta convertirse en una grieta bajo la enorme roca.
Precario refugio del día en Comamitjana con nuestras reformillas.
Pero había sitio suficiente para nosotros y para situar los sacos y colocar las mochilas al refugio de la lluvia y además, había la posibilidad de encender fuego.

Así que, ya más contentos, fuimos a buscar las mochilas donde las habíamos dejado envueltas en plásticos y las llevamos al refugio. Después, recogimos leña de los árboles secos que todavía no se habían caído para que no estuviera excesivamente mojada..
Las mochilas las colocamos en la parte más baja del refugio, donde no podíamos entrar y así tendríamos más espacio, estiramos las esterillas sobre el irregular suelo de piedras y procedimos a encender el fuego, disponiendo la ropa mojada y las bambas alrededor de él y situando también la leña menos seca cerca para que fuera perdiendo la humedad y poder utilizarla después.

Rápidamente nos dimos cuenta que la precaria chimenea, en vez de evacuar el humo nos lo introducía en el interior, debido a que desde fuera el viento soplaba con fuerza y no dejaba que el humos saliese, así que desmontamos la pared de la chimenea y levantamos una nueva más alta por la parte que soplaba el viento para que el humo pudiese escapar con mayor facilidad.

Se notó una sensible mejora en el interior, continuaba habiendo gran cantidad de humo pero al menos, se podía estar. Así que nos pusimos a preparar la cena, consistente en dos sobres precocinados de arroz, como siempre, costó trabajo hervir el agua, pero el resultado mereció la pena.
Nunca hemos sido muy ordenados!
20.30h Cenamos.
De mala gana compartimos la comida con el Raid, al que no pareció hacerle demasiada ilusión, no sin antes haberle pegado los suficientes lametones como para arrepentirnos de compartirla con él.

Preparé un recodo para que el perro durmiera cerca nuestro pero sin pisar y poner perdidos los sacos, recodo que aceptó al segunda. Al igual que su cena.

Con la ayuda de un plástico, tapamos la entrada, con lo que conseguimos mayor calor, pero también mayor cantidad de humo. Sin duda, la pared de la chimenea que recibía toda la fuerza del viento tenía demasiados agujeros entre las piedras y el aire frio se colaba del exterior empujando hacia dentro, el cada vez más asfixiante, humo. Con un plástico tapé el agujero mayor desde dentro y por fuera , con la ayuda de grandes trozos de césped que crecían extendiéndose por encima de las rocas fuimos tapando el resto de agujeros hasta conseguir una proporción de humo insoportable si estabas de pie pero bastante soportable tumbados en el saco, puesto que el humo parecía no querer acercarse a menos de 30 centímetros del suelo.
Pic de L´Àliga, sobre Nuria.
22.00h Nos pusimos a dormir, pero era importante mantener el fuego encendido durante el mayor tiempo posible, para que no bajase demasiado la temperatura y toda la ropa se secase bien. Por suerte me fui despertando( al contrario que mis dos bellas durmientes) cada ciertas horas ( a las 00.00h, 2.40h, 5.00h y 7.00h), con lo que mantuve el fuego encendido hasta el amanecer.

8.00h En pie.
Salgo del saco y bajo al rio a por agua, el día está despejado y promete una soleada ascensión al pico destino. El Pic de l´Infern

Tras recoger los sacos y disponer las mochilas, comprobamos que las bambas utilizadas el día anterior , en el valle, se habían secado. Las guardamos, puesto que ahora les tocaba el turno a las botas de montaña y nos decidimos a ascender, en primer lugar, al Pic de Comamitjana que teníamos en frente, para posteriormente desplazarnos por su cresta hasta el collado que conectaría con la cresta norte del Pic de l´Infern.

El plan era bueno, pero arriesgado, puesto que no sabíamos exactamente cuanto descendería el collado y si no sería más fácil volver por donde habíamos venido hasta los lagos de Comamitjana y subir por la conocida ruta del collado que conecta con el Bastiments. Pero no es una cosa que nos atraiga demasiado el volver a pasar por una ruta que ya conoces dejando de lado la incertidumbre de no saber qué te puedes encontrar ( la aventura es la aventura, dicen!).
Cima de la Tuca de Mulleres, Lleida
9.30h Comenzamos la penosa ascensión al Pic de Comamitjana.
Complicada, porque las largas hierbas y la .pronunciada pendiente la hacían parecer un tobogán, con piedras sueltas que al caer te recordaban el precio de un descuido o de un exceso de confianza.
Raid también parecía tener problemas en sus ya maltrechas patas.

Sobrepasados los 2600mts la pendiente se hace ya menos pronunciada pero el agua había volado y estábamos sedientos. A pesar de haber llovido toda la tarde y parte de la noche, las inclinadas rocas no parecían albergar ningún posible recodo en el que saciar la sed.

Una gran manada de isards nos observaban curiosos de ver dos torpes figuras tropezando y avanzando lentamente por un lugar en el que ellos pueden correr y saltar desplazándose a grandes velocidades y sin esfuerzo aparente.

Pero hay una tercera figura de color oscuro que también ha visto a estos curiosos y esquivos animales y quiso darles alcance saliendo corriendo, aprovechando la bajada, comprendiendo con rapidez que nada tenía que hacer contra las bien diseñadas pezuñas, por lo que tuvo que abandonar la desigual competición y volver con sus igualmente torpes pero ahora encima burlones compañeros de ascensión.

10.45h llegamos a los a la cresta de la Serra mitjana donde paramos a descansar y a contemplar la vista del otro lado de la montaña, donde se encuentran los lagos de la Coma del Infern y más allá el gran Llac de les truites.
También al noreste se puede ver el refugio Matutano que se encuentra siguiendo el mismo riachuelo que pasa por delante de nuestro precario refugio y a unos escasos dos o tres kms de éste. Pero quién quiere dormir en un refugio guardado sobre blandos colchones y despertar con el desayuno hecho, pudiendo dormir sobre piedras que se te clavan en la espalda y metidos en un agujero de la pared, húmedo y frío, tapado por una pared de rocas con más agujeros que un colador?

Así que seguimos por la serra mitjana y antes de su pico más elevado de 2.744mts, encontramos una gran roca en la que la curiosa erosión había permitido que el agua de lluvia se almacenase y en la que pudimos saciar la sed, y con un poco más de dificultad, debido a su difícil acceso, también el sediento Raid.

No hay que dudar que en ese momento, esa agua sabía como la más refrescante del mundo.

Los últimos metros de ascensión, debido al gran tamaño de las rocas se prometía casi imposible para nuestro peludo compañero, por lo que decidimos rodearlo como pudiéramos, cosa que conseguimos siguiendo los pequeños senderos labrados en la pronunciada pendiente a golpe de pezuñas de nuestros ágiles y escurridizos amigos.

De nuevo, las piedras sueltas que caían hacían concentrarse y asegurar los puntos de apoyo necesarios a cada paso, para no acabar unos cientos de metros más abajo y con las caricias de tres docenas de afiladas rocas.

Finalmente pudimos comprobar que el collado al que debíamos descender apenas significaba unos treinta metros ( a pesar de todo la cosa no había salido tan mal)
Pic del Infern desde el Collado de Serra mitjana.
Así llegamos al collado formado por una fina cresta que separa los lagos de comamitjana de los lagos de la coma de l´infern.

Mirando hacia el collado que separa el Bastiments del Pic de l´Infern se observan un grupo de excursionistas que se dirigen por la frecuentada ruta fronteriza. Y una vez más nos alegramos de tener la posibilidad de llegar por la cresta francesa, frecuentada únicamente por isards y por, de vez en cuando, algún que otro excursionista con ganas de rizar el rizo.

Así que iniciamos el asalto final al pico por el margen izquierdo de la cresta, puesto que el acantilado de la derecha no permitía otra opción.

A estas alturas, el cansancio de las piernas ya hace mella pero el ver la meta tan cercana es un dopante de gran eficacia.
Cima Pic del Infern
12.15h Pic de l ´Infern (2.869mts)
Alcanzamos jadeantes la ansiada cima, desde donde podemos comprobar la ascensión realizada y el gran circo de picos que rodean la Vall de Nuria, desde el lejano Puigmal, al Torreneules, así como el escondido estanque negro y azul al oeste pegados a la pronunciada pendiente del lado francés.
Lagos de Carançà y la serra mitjana desde el Pic del Infern
Pero todo tiene su fin y decidimos descender por uno de los dos frecuentados caminos que bajan casi en línea recta hacia el conocido GR11 en la ya ladera catalana. En el cruce hay un refugio circular cuya entrada esta formada por un pasadizo estrecho de poco más de medio metro cuadrado que conduce después de dos metros a una puerta de acero que da paso a su interior, repleto de plásticos para protegerse del frio a 2.780 m.

Continuamos el descenso por el GR11 avanzando por una verde ladera, bañada por incontables riachuelos que bajan de las cercanas cimas, hasta el cruce marcado por una piedra con el camino que se dirige al refugio de Coma de Vaca hacia el sur y a partir de ahí, ascendemos un poco hasta el Coll de la Marrana, son las 13.20h

14.00h Vallter 2000 y de nuevo por el GR11 hasta el Aixopluc dels Isards para recoger el pienso del perro y de ahí a al furgo que esperaba impaciente y que no quiso hacerse de rogar y arrancó a la primera 14.50h

Fue una rápida vuelta a casa solo interrumpida por algún que otro intento de llamada sin cobertura y motivado por la decisión de pedir cuantas más pizzas mejor en el primer pueblo que encontrásemos.
Este codiciado premio se hizo esperar hasta Castelldefels puesto que en Ripoll no se han enterado que existen las pizzerías o nosotros no fuimos capaces de encontrarlas.
PD: En el regreso, el piloto Jesus, hizo una entrada triunfal a Barcelona, con la furgona casi a dos ruedas, en la salida a la Meridiana . Por suerte sin mayores incidentes que ver pasar tu vida entre los quitamiedos del arcén!!!
Refugio de Ribes Altes.


GRACIAS XAVALÍN POR TANTOS MOMENTOS!!