Fábula del Pino-Mario

Erase una vez, hace ya algunos años, una piña de pino que un dia de viento cayó de su árbol.

La piña rodó desde lo alto de la montaña colina abajo, dejando piñones esparcidos aquí y allá por toda la ladera.
Muchos de ellos fueron presa de los pequéños rodeores, pajarillos e insectos. Otros menos, escaparon y pudieron germinar convirtiéndose en pequeños pinos que quizá algún dia harían buena sombra y producirían sus propias piñas.


Pero hubo un piñón que llegó más lejos, hubo uno que rebotó más que los otros y salió despedido en su caida hasta la cuneta de la carretera que sube al Palau Novella. Ese piñón tuvo más suerte que los demás ya que calló sobre un montón de tierra fértil y húmeda ideal para crecer con fuerza y vitalidad. Pero pasaban los dias y ese piñón no germinaba, quizá estaba vacío, quizá no era una buena simiente, pero parecía tener un aspecto inmejorable.

A su alrededor, aprovechando la fertil tierra, no paraban de crecer todo tipo de hierbas y pequeñas plantas , pero el pequeño piñón se mantenía cerrado, paciente.

Pasaron los meses y un dia cayó una fuerte tormenta que fue llenando poco a poco la cuneta de agua en su bajada por la montaña.

El agua finalmente llegó hasta el piñón y lo arrastró hacia abajo apenas unos 80 cm,. Allí el piñón quedo atrapado entre dos pequeñas rocas sin tener ya contacto con la necesaria tierra para su alimento.

Extrañamente, en ese momento el pequeño piñón empezó a germinar, y su pequeña raiz tuvo que estirarse y estirarse hasta unos cuantos centímetros antes de poder tener contacto con la necesaria tierra para su crecimiento, tierra que tuvo en contacto con su fuerte cáscara durante más de 2 meses pero en la cual, no se sabe la razón, se negó a crecer.

Pasaron los años y el pino creció orgulloso en la cuneta, ya producía sus propias piñas y hacía una sombra respetable en la que pequeños animales reposaban del calor del medio dia.

Un dia, cerca de él, apenas unos 80 cm más arriba en el montón de tierra oyó un golpe seco, personas hablando con ansiedad, incluso una caja metálica amarilla muy grande que hacía mucho ruido y que tenía luces que giraban. En pocos minutos la calma volvió, las voces se alejaron y la caja grande y amarilla desapareció con su ruido colina abajo.
El pino no entendió lo que había pasado, pero no supo porqué, en ese momento, sintió que algo en su vida tenía sentido.

Así que cada vez que escucha pasar a un grupo de amigos riendo y hablando cerca de él, el pino estira sus ramas más que nunca y se muestra orgulloso.

Quizá si pasas un dia por la carretera del Rat Penat camino Palau Novella, tengas el honor de ver como ese pino que crece junto a la carretera te saluda al pasar !!

Ese es el PinoMario!!!


Dedicado a todos y en especial al que le dá nombre.

Los amigos no tiene precio!!

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