Si va a ser cochinillo, mejor en Segovia!!

Más o menos todos los días se nos pasa por la cabeza hacer alguna que otra "pequeña locura".

Llama "pequeña locura" a esa cosa que de repente te apetece hacer sin venir demasiado a cuento y que muchas veces dejas pasar... otras te paras y dices... no, ésta no pasa, ésta la hago o la hacemos.
No son más que impulsos que nacen en nuestro interior, y que nada tienen que ver con la razón, es más, son todo sin razón.
Pero aprovechando esos impulsos y con muchas ganas, por qué no?? podemos llevarlos,al menos de vez en cuando, a cabo.

Así que, viniendome graciosamente a la memoria, comentaré una de esas experiencias:

Hace unos años, improvisamos sobre la marcha una ruta que nos llevaría a realizar un enorme 7 en uno de esos irracionales impulsos, a través de la península.
Me encontraba en Pancorbo (Burgos), apovechando la estancia de mi amigo Jesus en dicha localidad por motivos laborales, para disfrutar de unos días de vacaciones en su alojamiento improvisando excursiones en bici por los Montes Obarenes.
Así pude recorrer el Desfiladero de Pancorbo, subir por sus empinadas cuestas al Mirador de la Peña del Mazo. Y el fin de semana, ya mejor acompañado de Jesus( como en tantas otras ocasiones), nos escapamos a descubrir el monumento natural Ojo Guareña y la Ruta de los Dinosaurios en La rioja (haciendo ya unos cuantos kms).
Todo era picotear aquí y allá con mucha improvisación y una pizca de planificación.

Como Jesus tenía que seguir con su faena y yo debía aprovechar mi periodo vacacional, me acercó a Zaragoza en coche para proseguir las improvisaciones, durante los dos días que quedaban libres, con nuevos aliados.

En Zaragoza quedamos con Juanlu y Jordi, que aparecieron desde Barcelona con el Ford Escort "gasolina" ( este tema llevó más de un ratillo de discusión para entretenimiento del camino)de Juanlu.

Tras los abrazos y alboroto pertinente, nos despedimos de Jesus que retornó sus pasos hacia Pancorbo para continuar con sus obligaciones laborales.

Y ahí empezaron las tensiones...

Me encontraba yo en la acera con todas mis pertenencias por el suelo que consistían en : una bici de montaña, un saco de dormir, mi casco y una bolsa de ropa.

Y todo eso más yo mismo, tenía que entrar en un Ford Escort ( que no es pequeñito pero que tampoco es una furgona), que venía ya a tope de equipaje y sin el imprescindible portabicis, es decir, con las tres bicis dentro.

El colmo fué al abrir el portaequipajes y encontrarlo lleno de cosas totalmente innecesarias para el viaje como una enorme caja de herramientas, una parrilla de barbacoa, la bandeja de los altavoces cruzada en medio de todo e incluso el juego "Trivial Pursuit Genus" en su caja grande .

A punto estuve de lanzar por encima del coche la bandeja de los altavoces y las preguntas del Trivial, pero entonces Juanlu, muy serenamente, me dijo:

Calma!!

Y yo me senté y dejé hacer...

Primero, Juanlu vació por completo el coche, llenando buena parte de la acera con todos nuestros trastos.

Y chino chano empezó a encajar las tres bicis con las bolsas de ropa, éstas con los cascos de las bicis y con las ruedas de las mismas, y la bandeja, la parrilla y las bolsas de comida con la caja del Trivial.

Un trabajo admirable que dejó la acera limpia de trastos y el coche repleto hasta el último rincón.

Los dos de delante no íbamos mal, pero el de atrás tenía el pedal de la bici a dos centrímetros de la cara además de otros enseres limitándole el movimiento de los piernas a levantar los dedos de los pies. Pero para mi asombro, estaba todo dentro!

Nuestra meta era Granada, donde gracias a Juanlu teníamos alojamiento de una noche en hotel para hacer, un ataque relámpago al mítico Pico Veleta en bici.
Así, realizamos los 850kms que nos separaban de nuestro lejano destino.
















Vistas de la Alhambra.

Tras llegar por fín y alojarnos en el Hotel, al día siguiente, preparamos nuestra subida a la carretera con mayor altitud de la Península.

Con ritmo suave pero constante Juanlu y yo compusimos un equipo imparable que tras una jornada de esfuerzo superando los más de 2.500m de desnivel, conseguimos poder decir: más arriba ya no se puede!! ( 3.367m)





















Jordi, que llevaba las fuerzas más mermadas decidió acortar la subida acercándose en coche hasta la barrera del final de la carretera abierta, haciendo los últimos duros 11 kms de ascensión.

El reto estaba realizado y en nuestra retina quedaron los maravillosos paisajes de Sierra Nevada, así como poder conocer a un curioso personaje que se dedicaba a recorrer el mundo en su silla de ruedas y que, como a nosotros, también se le ocurrió ascender al Pico Veleta.

Me quedé totalmente admirado, al poder conocer a una persona a la que su silla de ruedas no le suponía ninguna limitación para sus propias "locuras".
















Con el reto conseguido, nos deleitamos con una noche de tapeo de verdad por la zona medieval de Granada, donde pude comprobar mi escaso aguante nocturno al lado de Jordi y Juanlu, antes de proseguir nuestra expedición. Parando, eso sí, a hacer noche en un descampado barrido por el viento, del que no tengo demasiados recuerdos.

Habíamos decidido que para aprovechar el camino de vuelta pasaríamos por algún sitio más o menos interesante, y tras escoger "La Ciudad Encantada de Cuenca"(a 474km de Granada) y habiendo avanzado unos kms la noche anterior, allí nos dirigimos sin dudarlo.























Con el hambre que nos cogió recorriendo las maravillosas formas esculpidas en piedra, nos dispusimos a decidir donde comer.

Y alguien soltó: Y si nos comemos un cochinillo??

Y algún otro soltó una tonteria: Y si nos comemos un Cochinillo en Segovia????

Votaciones:
Mayoría de SI, pues para Segovia entonces!!!(278km) y en dirección totalmente contraria al regreso a casa.

Así, tras unas horitas más, llegamos a Segovia bien pasada la hora de la comida y después de aparcar, nos presentamos con la ropa de viaje en la puerta del Mesón y dijimos: queremos cochinillo!!!

El camarero (chistoso) nos preguntó: querreis una mesa primero no??

Qué decir de cómo supo el suculento plato de cochinillo que nos pusieron delante, no hay palabras!!.
Sin venir a cuento habíamos acabado saboreando un maravilloso cochinillo en la misma Segovia!!

Agotándose pues las horas de expedición, ya que había que dormir en casa, era tiempo de volver (712km) que realizamos, ahora sí, turnandonos Jordi y yo en la conducción ( porque hasta aquí sólo hubo un conductor, eh Loco!)

A la vuelta, exprimímos a límite el depósito de carburante del Escort, recorriendo en reserva más de 120 km por una carretera secundaria desierta de Soria y pasando hasta 3 gasolineras cerradas antes de encontrar, por fin, una abierta ( porque yo ya me veía montando una bici para ir a no sé donde y de noche a buscar gasolina).

Estos viajes quedan en la memoria como grandes "locuras" que afortunadamente (sin pensarlo demasiado) llevamos a la realidad y nos quedaran así, para siempre, en el recuerdo.